jueves, 12 de diciembre de 2013

Como un manto de amor, encima de mis sombras.
















Aquí vengo Señor, a tus pies, a tu lado,
para contarte, aunque ya lo hayas visto,
que por un instante,
pude amar, como Tú me enseñaste;
pero después, cuando pasó el tiempo,
otra vez, sin pensarlo, quise hacerte pequeño:
una insignia, un adorno, un trozo de leño,
una imagen vacía que lleno de plegarias,
cuando mi horizonte se queda sin camino,
sin tierra, sin refugio.
Entonces, tu mirada, se hace inevitable,
y no sé explicarte lo que estaba buscando,
en los oropeles, de mi cielo inventado,
pero Tú me comprendes, aunque yo no te hable,
porque sólo Tú, habitas en cada rincón de mi silencio,
y es por eso, que mi alma encuentra estas palabras,
como un manto de amor, encima de mis sombras.