jueves, 12 de diciembre de 2013

Como un manto de amor, encima de mis sombras.
















Aquí vengo Señor, a tus pies, a tu lado,
para contarte, aunque ya lo hayas visto,
que por un instante,
pude amar, como Tú me enseñaste;
pero después, cuando pasó el tiempo,
otra vez, sin pensarlo, quise hacerte pequeño:
una insignia, un adorno, un trozo de leño,
una imagen vacía que lleno de plegarias,
cuando mi horizonte se queda sin camino,
sin tierra, sin refugio.
Entonces, tu mirada, se hace inevitable,
y no sé explicarte lo que estaba buscando,
en los oropeles, de mi cielo inventado,
pero Tú me comprendes, aunque yo no te hable,
porque sólo Tú, habitas en cada rincón de mi silencio,
y es por eso, que mi alma encuentra estas palabras,
como un manto de amor, encima de mis sombras.



domingo, 27 de octubre de 2013

Elías, tenía miedo.



Su táctica era insistir. La de su madre era convencerlo de que tener que ir a su casa cada tarde, no era una necesidad ni para el pastor ni para él.
Aquella guerra fría duró hasta que una de las profesoras del pequeño Elías, se asombró de sus conocimientos de botánica y se lo hizo saber a sus padres.

Pasaron algunos años, pero cada vez que su amigo  regresaba después de meses buscando pastos, Elías recontaba el rebaño, jugaba con los perros y escuchaba historias que lo conmovían. Así hasta que una de las veces, llegado el momento en que el viejo Arturo se disponía a iniciar el cambio de lugar de su rebaño, Elías, que el día anterior había sido su cumpleaños, le pidió que se quedara descansando.
–Yo haré la trashumancia –dijo.
–¿Quieres que tus padres se suiciden o me ahorquen?
–Es un tema que tengo resulto y, de la mejor manera.
Arturo cerró los ojos y sonrió levemente.
–Entonces vete. Recuerda lo que has aprendido desde niño. La soledad será lo suficientemente frecuente para traerte silencios que arrancarán de ti lágrimas y deseos; intuición y coraje que acabarán por fortalecerte. Te he enseñado a cuidar de las ovejas y de ti, pero estés donde estés, cualquier duda que tengas pregunta. Pregunta las veces que sean necesarias, todo lo que te rodea estará preparado para darte la respuesta acertada. Nunca pierdas de vista a Das, Zalamero, Betún y Tristán. Reza antes de acostarte y confía.


Las primeras semanas habían pasado rápidas y sin mayores complicaciones. En ellas había podido experimentar la sensación de dormir vestido y del calorcito de los primeros rayos de sol quitándole el rocío de la noche. Tampoco le faltaron oportunidades para poner en práctica muchas de las cosas que le había enseñado su maestro. Le había hablado de tantas situaciones, de tantas…pero nunca le había advertido de lo que estaba sintiendo en aquel momento. A varios kilómetros de su casa, con la compañía exclusiva de su rebaño, sus perros y la naturaleza, le parecía imposible escuchar aquel ruido, ¿qué estaba pasando?. Elías, tenía miedo.

jueves, 21 de febrero de 2013

UN DÍA CUALQUIERA...


                                                                             8:45 de la mañana y llueve con ganas. El autobús se acerca despacio para parar y, entre la lluvia y el limpiaparabrisas, intuyo un movimiento  negativo en el dedo índice del conductor.
–Oigaaaaaaa….que la rampa no funciona…eeeh…que no funcionaaaaaa!!!
Ya ya…me doy por enterada y se me ocurre plantear alguna alternativa, claro, poco bien vista, no estamos para perder tiempo y llegar tarde...así que nada Isa, tú tranquila bonita, que si tienes suerte en el próximo te subes. No, mejor voy avanzando en la silla hasta la próxima parada…aunque pensándolo bien, ¿no ves que es hora de colegios y el bus irá como sardinas enlatadas? ¿crees que te van a dejar libre el sitio por mucho que te empeñes en reclamarlo ?. Se me acaba de  ocurrir una opción mejor: ¡¡PLAN B!!. Vamos Isabelita que a ti lo de rodar bajo la lluvia no te asusta, y menos a esta velocidad….acelera, acelera, acelera…¿por qué las sillas tienen que ir tan lentas?...aún así pienso que voy a llegar antes que si fuera en el bus; mis ilusiones van en aumento hasta que una bicicleta me adelanta y se para en seco delante de mi.
-¡¡¡¿Es que no ves las señales en el suelooooooo?!!!. Este carril es para bicicletas y tú eres un peligro si vas por aquí!!!! ¿no ves las señales? ¿no las veeees?
Ufff…en tan poco tiempo he visto tantas señales, que por un momento agradecí que la silla no la pudiera convertir en carro de combateRespiro hondo y sé que las cosas suceden por algo, esta vez para recordarme que te quiero, que te echo de menos y, que ¡¡TE NECESITO!!….Mi querido carril silla.